Dopesick - Recomendado por Belén Cuesta

Desde 1999, medio millón de estadounidenses han muerto por sobredosis de opioides. La cifra es todavía más escandalosa cuando se subraya que, en muchos casos, esas sobredosis estaban producidas por drogas legales que se recetaron en clínicas norteamericanas bajo una premisa falsa: haciendo creer a médicos y pacientes que el 99% no se volvería nunca adicto a ellas. Los laboratorios las vendieron como el milagro que curaba cualquier dolor sin consecuencias. Pero las terribles repercusiones de esta política empresarial siguen vigentes, tal y como cuenta ‘Dopesick’ (que en español significa síndrome de abstinencia, o mono), miniserie que Disney+ convierte en lo mejor de la ficción denuncia.

“Si tú das con estas noticia, la ves, te indignas y la comentas, pero al día siguiente habrá otra tragedia y otra noticia igual de dura y las dejas de lado. Por eso es importante crear una ficción así. Empatizar de manera tan cercana con sus personajes es la fórmula ideal para que te pongas de verdad en la piel del otro y entiendas cómo funciona el sistema”, explica la actriz Belén Cuesta, que cree que esta es una de las mejores ficciones del año. Una que, como hicieron ‘El síndrome de China’, ‘Aguas oscuras’ o ‘Spotlight’, denuncia a los poderes establecidos y a las prácticas en las que nadie es más importante que el dinero en juego.

“Tiene todos los elementos: complot, conspiración, abuso de poder, grandes empresas vinculadas a Estados, gente intocable y víctimas humildes, un elenco maravilloso… Y además todo lo que cuenta es real”, detalla Cuesta sobre esta serie que se cuela en las entrañas de la poderosa farcacéutica que da origen a una industria del dolor comercializando estas pastillas bajo una mentira en su etiqueta. Las dosis recomendadas de este oxycodin mutan de 10 gramos a 20, de 20 a 40 y así hasta llegar a 160 gramos por dosis, creando adictos por donde pasa en un sistema de descarnado capitalismo. Hasta los hospitales (privados en EEUU) se vieron obligados a administrárselas a sus pacientes y paliar así el dolor para que dejaran una reseña positiva en internet. “A partir de ahí, todo mal”, dice Cuesta.

A cargo de la farmacéutica está el secundario de lujo Michael Stuhlbarg (‘Call me by your name’), un magnate dibujado como un sociópata al que todavía hoy persigue la leye y las familias afectadas. Pero el verdadero nombres que brilla en este elenco coral con historias entrecruzadas es el de Michale Keaton, que pasa de ser un doctor que receta el medicamento a sus pacientes a caer en una adicción tan salvaje que destroza su vida. “Está brutal. Es alcohólico y cuenta que se basó en su experiencia para construir el personaje, pero además tuvo un sobrino que murió de sobredosis y que le empujó a hacer esta serie”, recuerda Cuesta.

Porque la adicción con este fármaco llegó a puntos tan incontrolables que en las zonas empobrecidas y mineras donde se comercializaba, las ratios de crimen, abusos de drogas y asaltos a farmacias subían hasta cifras récord, como muestra el personaje de Kaitlyn Dever (‘Superempollonas’). También Rosario Dawson, una empoderada agente antidrogas, dijo que, además de buscar responsables, buscaba traer dignidad al los supervivientes y adictos, entre ellos muchos amigos y familiares, con esta historia que trata de no mirar nunca al adicto como el villano que tanto se ha dibujado en la política estadounidense.

Una adicción y una dependencia de los fármacos que acaba tocando a cada uno de los personajes y mostrando muchos de los problemas de Estados Unidos. Danny Strong, su guionista y director, se ha especializado en la historia reciente de EEUU, como podemos comprobar con ‘Recuento’ (elecciones Gore-Bush’, ‘Game change’ (sobre la campaña de Sarah Palin, ambas en HBO Max) y ‘El mayordomo’ (sobre un mayordomo negro de la Casa Blanca). Historias que merecen ser contadas. “Que pase eso es terrorífico, que sean tales cantidades de muertes por sobredosis al día es terrorífico y que esta serie lo ponga de manifiesto es un fundamental”, concluye Cuesta.