El callejón de las almas perdidas - Recomendado por Miguel Bernardeau

Cuando era pequeño, en México, un grupo criminal secuestró al padre de Guillermo del Toro para pedir un rescate a su familia. De repente, por su puerta comenzaron a desfilar charlatanes, farsantes, manipuladores y videntes que querían aprovecharse de la debilidad emocional de la familia y sacarles el dinero con mensajes y pistas sobre su paradero. “Es una motivación muy interesante para contar una historia”, opina Miguel Bernardeau para reflexionar sobre El callejón de las almas perdidas, la última película del director mexicano y quizás su cinta más personal. La palabra que usaban aquellos estafadores para convencer a su madre de que habían entrado en su mente era algo tan genérico como: “te quiere mucho”. Esa es la misma que utiliza Del Toro para perfilar al protagonista de su película, un embaucador con el rostro de Bradley Cooper.

“La película habla del engaño, de la manipulación y de cómo ese poder atrae al personaje de Cooper, un granuja perfecto y carismático que es capaz de engañarte y quitarte lo que tienes para vendértelo por el doble”, cuenta Bernardeau sobre la película de Disney+ que sigue los pasos de este buscavidas, un don nadie de un circo ambulante que logra ser el mentalista más afamado de EEUU. Bradley Cooper lo da todo en un personaje sobre cuyos hombros se construye el relato: “Tiene mucha conexión con la gente, es sensible, pero tiene una sangre fría despiadada. Sorprende ver cómo le va carcomiendo el poder a medida que va aprendiendo el arte del mentalismo. O lo que es lo mismo: el arte de la observación y de saber venderte información que ya tienes en tu mente. Te engaña mientras te enamora”.

Un mensaje que Del Toro quería actualizar en este remake de la película de 1947 por la importancia que la mentira tiene en nuestra sociedad: “Es un tema muy actual. Estamos en el momento de la historia en el que más sobreinformación tenemos, cuando más debería preocuparnos ser capaces de separar qué es verdad y qué es mentira. Ese es el tema principal de la película: cómo jugar con ella, cómo darle la vuelta y convertirla en media verdad”, reflexiona Bernardeau: “Hay un constante conflicto entre lo bueno y malo, lo superficial y profundo, lo real y lo irreal. Y creo que propone que si uno llega a cierto nivel de observación y perfecciona el arte del mentalismo puede rozar lo inexplicable”.

El director de El espinazo del diablo y El laberinto del fauno lo hace, por supuesto, no renunciando jamás a su personal estilo, su pasión por los freaks y, en esta ocasión, sumergiéndose en puro cine negro. Su diseño de producción está presente en cada plano. “Del Toro deja espacio para envolverse en un mundo estético que tanto le gusta como el del circo, con monstruos como el de Willem Dafoe. Pero al contrario que en La forma del agua, la bestia habita dentro de Bradley Cooper. En vez de humanizar a una bestia, estamos viendo convertirse en bestia a un humano”, analiza Bernardeau.

Un elenco de lujo pone el resto: Toni Collette, Ronney Mara, Richard Jenkins y Cate Blanchett, que encarna a la femme fatale, tan clásica del género, y al “primer personaje con el que se topa el protagonista que es un buen adversario, con malicia y pericia”. Su relación embaucando a la gente a la que les cuenta lo que quieren que les cuenten la resume una frase: “Sé que no eres de fiar, porque yo tampoco lo soy”.

Esta obra con cuatro nominaciones al Oscar, incluyendo Mejor Película, resulta una rareza en el cine actual, un estudio de personaje que se toma todo con calma y sin prisa por ir a las explosiones: “Tiene diálogos de mucho nivel intelectual y profundidad moral. Son diálogos delicados y pausados. Es una película que tiene paciencia”.