Vikingos - Entrevista

Cuando el guionista Michael Hirst (Bradford, Reino Unido, 68 años) fue al museo de historia de Oslo (Noruega) para conocer las reliquias reales de los personajes sobre los que llevaba escribiendo años en la serie ‘Vikingos’, se encontró con una respuesta que no esperaba: “esta visita es realmente para darte las gracias. Has hecho a los escandinavos estar orgullosos de su pasado”, le dijo el comisario del centro. “Gracias a la serie vienen el doble de visitar y vamos a poder expandir el museo. Además tenemos más dinero para hacer expediciones arqueológicas. Ahora todo el mundo viaja por Escandinavia buscando tumbas”.

Cuando ‘Vikingos’, que emite el final de la sexta y última temporada en TNT el 2 y 3 de enero (puedes ponerte al día viendo las anteriores en HBO España), comenzó esta aventura pocos podían imaginar que una serie histórica sobre personajes poco amigables iba a erigirse en un fenómenos global. Ha llegado a ser incluso la segunda serie más vista del mundo, por detrás de ‘The Walking Dead’ (disponible con FON NOW). Conquistara la cultura que fuera, las aventuras de Ragnar e hijos siempre cautivaban. “Nunca esperé nada. En televisión, la mayoría de series se cancelan tras una temporada. Debes encontrar audiencia pronto, porque rodar es caro. Me emocionaba incluso llegar a la segunda temporada”, recuerda Hirst, responsable también de ‘Los Tudor’ (disponible en Starzplay). “Pero siempre tuve claro cómo quería acabar”.

Su objetivo inicial ya está, en parte, logrado: despojar a estos iconos de la carga negativa en la imaginería popular y ponerlos en el centro de una historia “de gente como nosotros, una saga familiar”. Algo por lo que tuvo también que luchar. “Pensaba que sabían todo sobre los vikingos, pero eran básicamente cosas negativas. Para la gente eran matones imbéciles y brutales. Yo quería demostrar que todo lo que sabías estaba mal”, apunta Hirst, que ha escrito los casi 90 capítulos. Entre otras cosas, batalló por tener una mujer como Lagertha en el centro del relato, algo a lo que muchos historiadores se opusieron en el principio pero que, poco a poco, la arqueología ha ido descubriendo que tenía un fondo de realidad histórica: “La actitud sobre las mujeres era mucho más emancipadora que la cristiana en aquella época. Podían comprar casas, divorciarse… Colocarlas en la guerra era importante para mí, porque si no habrían estado cocinando, limpiando y cuidando a los niños”.

“La manera de que funcione una serie es que te interesen los personajes”. Eso es para Hirst el epicentro de toda buena televisión, pero para eso también tuvo que tomar decisiones difíciles para él y para los ejecutivos: “Cuando anuncié que iba a matar a Ragnar, me avisaron de que la mayoría de las series no sobreviven a eso. Pero su historia se había acabado. Siempre avisé de que esto era sobre toda la familia, y sus hijos son muy famosos. ¿Quién no querría ver una historia protagonizada por alguien llamado Ivar, El Deshuesado?”. Todavía amenaza con que esta no será la última vez en la que tengamos cruentas despedidas: “Quería un final satisfactorio, real, cerrado, que no hiciera sentir a los seguidores engañados, así que tendría que matar a algunos de los personajes que amo”.