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Jared Leto es uno de esos actores que lo da todo en cada trabajo que interpreta. Sin importar que eso signifique transformar por completo su cuerpo o mimetizarse con sus personajes durante el rodaje. Tanto es así que en Morbius, donde interpreta a este vampiro de Marvel, el director Daniel Espinosa ha reconocido que llegó a temer por su salud, ante el sorprendente comportamiento de su protagonista. Es este método, aun así, el que ha llevado a Leto, de ser un secundario habitual en películas como El club de la lucha, La delgada línea roja, American Psycho o Blade Runner 2049, a convertirse en una estrella. Como actor y como cantante. Estas solo son algunas de sus mutaciones más sorprendentes.

La primera vez que vimos a Leto dándolo todo de verdad fue en el año 2000, con la obra de culto Réquiem por un sueño, de Darren Aronofsky, que puedes recuperar en Filmin. Una película sobre adicción y desolación en la que se transforma en un yonqui sin remedio que acompaña a Jennifer Connelly en su onírica y tristísima caída a los infiernos. En frente, una actriz inconmensurable como Ellen Burstyn, una adicta por motivos muy distintos. Leto no solo adelgazó para da realismo, sino que convivió con yonquis para sentirse uno más mientras se pinchaba agua. Una cinta que durante años fue referente del cine independiente y cuya banda sonora ha sido tan usada en anuncios que ya forma parte de nuestra memoria colectiva.

En Las vidas posibles de Mr. Nobody, de nuevo en Filmin, no tuvo que hacer el esfuerzo de cambiar su rutina para meterse en un papel, pero sí necesitó seis horas y media de maquillaje para aparentar vejez. Él tenía 41 años, pero esta película de ciencia ficción lo acompañaba desde su niñez hasta los 120 años, convertido en el último humano mortal en la Tierra en 2092. En esa época, toda la humanidad ya ha alcanzado la inmortalidad, y Nemo Nobody recuerda su existencia y todos los caminos que no tomó en la vida y el amor. Y también los que podría haber tomado. Una película fascinante y compleja.

Después de proyectos complicados como estos, y queriendo dedicar su carrera a la banda ‘30 seconds to Mars’, Leto dejó la interpretación durante un lustro, solo para regresar más fuerte que nunca ya en la década de 2010. Lo hizo, por ejemplo, transformándose en uno de los personajes más famosos del cine y del cómic. Aunque fue su novia Harley Quinn (Margot Robbie) la que se llevó el protagonismo, y pese a que muchas escenas quedaron en el cajón del montaje del director, Leto volvió a darlo todo como el Joker más mafioso del Escuadrón Suicida, disponible en HBO Max. Y fue capaz de enfrentarse a ese grupo de villanos encargado de llevar a cabo las misiones más complicadas. Empujado de nuevo por el método, Leto se metió en la piel del mayor bromista del mundo y comenzó a hacer regalos de los más extraños a sus compañeros: todos recibieron en su buzón condones y cuentas anales; a Will Smith le mandó balas e incluso llegó al set de rodaje un cerdo muerto. Aunque nunca sabremos del todo si todo esto era realidad o historias de promoción para amplificar su leyenda, la verdad es que es un actor que lleva el método hasta las últimas consecuencias. Algunos compañeros confirmaron que no vieron nunca al Leto real durante la grabación. Su Joker regresó después para La Liga de la Justicia de Zack Snyder, en HBO Max.

Su regreso triunfal, aun así, lo llevo a cabo en Dallas Buyers Club, con la que logró el Oscar en la que era su primera nominación. En la película, disponible en Filmin, se transformó en una mujer trans, drogadicta y con sida que acompañó y aconsejó en esta historia real a Ron Woodroof (Mathew McConaughey), cowboy de rodeo texano, drogadicto y mujeriego al que en 1985 le diagnosticaron la enfermedad y le dieron un mes de vida. Esta vez Leto tuvo que adelgazar 15 kilos (en El asesinato de John Lennon, de Filmin, engordó 30 comienzo pizza y helado derretido con soja), hasta pesar 50, y apenas comía 400 calorías diarias. De nuevo demostró que Jared Leto está dispuesto a hacerlo todo por un papel interesante.