Recomendación

Cuando Akira se estrenó en 1988 no se convirtió en un clásico instantáneo global como podría parecer hoy. Al contrario. Incluso en Japón fue un éxito moderado. Todavía era difícil que la animación, y más el anime llegado de Japón, fuera tomado con toda la seriedad que merecía en el mundo. Algunos lo veían sin motivo como algo para niños, mientras que otros criticarían la desmedida violencia. Pero poco a poco fue creando un caldo de cultivo que no solo la convirtió en un éxito de culto para un grupo de expertos, sino que convirtió a este posapocalípsis cyberpunk en el responsable de que por fin el anime rompiese un techo de cristal en el mundo occidental.

Por eso no es sorprendente que la llegada de este clásico al alquiler de Vodafone en una versión restaurada en 4K sea todo un acontecimiento. Ahora puedes ver a todo color este distópico Neo-Tokyo de 2019 donde un joven motorista con poderes lucha contra los científicos y poderosos que tratan de capturarle para convertirlo en conejillo de indias. La manera ideal de una película que fue pionera ya en su uso en animación de la cantidad de planos, fotogramas y los colores. Pero este no es el único clásico que ya deberías haber visto para ser un maestro sensei del anime.

Otro ejemplo de cómo el anime puede mezclar géneros de manera perfecta, y aprovechando la falta de límites de los dibujos, es El niño y la bestia, de Mamoru Hosoda (al que algunos conocen como el nuevo Miyazaki), uno de los hitos más recientes que podemos ver en Prime Video o Filmin. La película presenta una historia llena de alma alrededor de un niño solitario que se une a una criatura sobrenatural con forma de oso en el cruce de de mundos fantásticos. Una historia conmovedora sobre amistad, el aprendizaje, la magia y la familia que elegimos. Apta para cualquier tipo de público.

La familia es el epicentro también del descorazonador drama La tumba de las luciérnagas, una de los primeros triunfos del hoy mítico Studio Ghibli de Miyazaki, creadores de Mi vecino Totoro, La princesa Mononoke y El viaje de Chihiro. Esta rompedora tragedia de 1988 que podemos ver en Filmin, sin embargo, tiene poco de mágico, aunque mucho de poético. Sus protagonistas son dos pequeños hermanos que sufren las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial en Japón y los estragos que dejaron las bombas nucleares lanzadas por los estadounidenses, desde un Kobe sumido en la pobreza. Una historia de supervivencia que llega directa al corazón. No apta para corazones débiles.

En un género completamente distinto, pero centrada también en temas tan complicados como el abuso escolar, la discapacidad o el suicidio, A silent voice, disponible en Prime Video, es el ejemplo perfecto de lo bien que se les dan a los japoneses las historias de instituto y romance. Casi siempre, eso sí, con un toque diferenciador. Esta película que tuvo que estrenarse en 2016 a la sombra de Your Name (disponible en alquiler) presenta una estudiante de primaria sorda que al cambiarse de colegio es objeto de bullying. Años después, el compañero que le obligó a marcharse tratará de encontrarla, arrepentido y en busca de redención.

Satoshi Kon es otro de los responsables de romper cualquier límite narrativo y visual del anime, a través de obras como Paranoia Agent y Perfect Blue, además de la fantástica Millenium Actress (todas en en Filmin). En ella conocemos a un mito del cine japonés, una actriz retirada desde hace décadas en un monte. Hoy nadie la recuerda, salvo un admirador que quiere hacer un documental sobre su vida. Para conocerla en profundidad se sumergirá en un viaje mágico a su vida, y también a la historia de Japón. Pasado, presente y futuro se mezclan traspasando los límites entre realidad y ficción.

Cualquier género e historias caben en el anime. Solo hay que despojarse de prejuicios.