120 pulsaciones por minuto - Recomendado por Quim Gutiérrez

“Póntelo, pónselo”. De esas dos simples palabras se componía un lema publicitario que animaba a ponerse preservativo y que está escrito en sangre para cualquiera que viviera en la España de los noventa. Era claro y atacaba directamente a una pandemia de transmisión sexual descubierta años antes, que, en poco tiempo, se había convertido en el centro de conversación y que había matado a millones. Todos sabían su nombre: sida. Hasta esa época, pero esta vez en París, nos lleva 120 pulsaciones por minuto, un buen modo de recordar lo importantes que fueron quienes lo convirtieron en una prioridad del debate público. Y para no olvidar que el VIH todavía existe.

“La peli habla en concreto de un grupo de activistas, llamado Act Up, que visibiliza la causa homosexual. Muchos empezaron a morir por una enfermedad desconocida que les afectaba sobre todo a ellos”, cuenta Quim Gutiérrez, totalmente enamorado de la película que puede verse en Filmin, así como de su manera de ver el mundo, del trabajo de sus actores, y, sobre todo, de la realidad que respira. Algo palpable porque el director Robin Campillo (guionista de La clase, también en Filmin) formó parte de esta asociación, que organizaba grandes acciones de protesta y visibilización, en el momento clave de la lucha contra el sida, llamando la atención del Gobierno francés o criticando a las farmacéuticas. “Cuando cuentas algo que conoces tan bien, el espectador conecta. No está obligado a basar todo en cosas que le han pasado a él. Puede no tener ninguna vinculación, pero tiene empatía porque reconoce que hay verdad”.

Era un momento clave para Francia y para el mundo, sí, y también un momento vital para veinteañeros que quieren aprovechar al máximo su vida. Eso es lo que lleva la película un paso más allá, no queriendo dormirse en el discurso didáctico, trufándola con tintes de película política y también romántica. “Son chavales que se manifiestan, y, sin embargo, celebran en un verano francés en el que salen a la calle para hacer fiesta”, destaca Gutiérrez. Incluso si Campillo ha reconocido que en algunos momentos de aquella juventud pensaban que todos iban a morir. 120 pulsaciones por minuto (el ritmo de una taquicardia, al que bombea el corazón por última vez) es un buen recordatorio para no que el ‘póntelo, pónselo’ sigue salvando vidas, pese a que ya no se hable del sida en todos los informativos.

Si quieres ves a Quim hablando de ‘La Clase’ (otra historia de jóvenes y compromiso ganadora en Cannes) no te pierdas esta recomendación.